domingo, 25 de agosto de 2013

Escapando de la zona de confort

Para algunos una expresión conocida, para otros no les suena en absoluto; lo cierto es que existe la llamada zona de confort, que básicamente es aquella situación en la que nos sentimos seguros porque llevamos tiempo en ella, la conocemos bien y no nos representa ninguna amenaza a nuestra vida.

Todos tenemos diferentes zona de confort en todas las áreas de nuestras vidas. Por ejemplo, está la zona de confort del trabajo. Después de laborar algunos años para una compañía y saber como es la dinámica de la misma, a uno lo hace sentir que ya no debería moverse de ahí para intentar algo distinto como un pequeño negocio familiar, una carrera nueva que siempre nos llamó la atención o por qué no? un cambio de trabajo. Tampoco se trata de actuar negligentemente, sobretodo cuando uno tiene a su cargo gente como padres mayores, hijos, o familiares que no pueden valerse por sí mismos. Se trata de empujar el límite con cuidado e ir ganando espacio y experiencias en cosas que nos puedan interesar.

Salir de la zona de confort genera miedo porque no sabemos lo que va a pasar. Esto es normal y natural en las personas. Nuestro mecanismo de defensa nos advierte que un latente peligro podría estar al acecho y que sería mejor no intentar nada que no esté dentro de nuestro rango de experiencias vividas de primera mano. Recuerdo la primera vez que viajé sólo por vacaciones, decidí hacerlo sólo a ver qué pasaba. Muchos dicen que puede resultar aburrido, pero todo está en la actitud. Estoy seguro que quienes lo aseveran como algo no interesante es porque tiene miedo, además si nunca lo han intentado no tienen la base para dar un juicio válido.

En este primer viaje solo, que dicho sea de paso no fué en mi propio Perú, me pasaron muchas cosas, pero nada que me hiciera regresar en una tumba o incompleto de alguna parte de mi cuerpo. Osea, regresé vivo y con muchas cosas que contar a mi gente aquí. Conocí gente de otros países, comí muy bien, me paseé por muchos lugares lindos y me aventuré a ir lugares fuera de los clásicos tours. ¿Sentí algún temor? Ufff... muchos; por mi acento, se notaba que no era de la zona, pero aún así me trataron bien. Esto también valida el hecho de que así como hay gente mala en todos lados, también hay gente muy buena. Es importante enfocarse en lo bueno también. Eso se comentará en otro post.

Cada vez que tengo la oportunidad de hacer algo nuevo, trato de no pensarlo o racionalizarlo mucho y simplemente lo hago y nada malo me pasa. La adrenalina de la nuevo está presente, pero más que eso es la confianza que se engendra después de haberlo intentado. Es por ello que salir de o escapar, como me gusta decirlo, de la zona de confort es una buena forma de crecer y sumar experiencias en la vida. El famoso explorador Jacques Cousteau dijo que al morir no nos llevamos absolutamente nada, sólo nuestros memorias.

Si hay algo que quieres intentar, no le des más vuelta e inténtalo. Hacer un viaje, estudiar algo, dirigirle la palabra es cierta personita que quieres conocer, cambiar de look o estilo, o lo que sea... recuerda que no hay nada peor que vivir con la incertidumbre de no saber que hubiera pasado si lo hubieras hecho y además nuestro tiempo no es nuestro; no tenemos el tiempo comprado ni sabemos cuando nuestra hora nos llegará.

Coincidencia que ya sea lunes, quizás sea un pequeño motivo más para escapar de la zona de confort :)






No hay comentarios:

Publicar un comentario